Llegaste a mi vida el 5 de mayo del 2000, mis hermanos te trajeron como regalo de comunión para que me hicieses compañía ya que ellos estudiaban fuera. No sólo fuiste un animal de compañía, fuiste mi compañero de juegos, mi canción de cuna con tu ronroneo cuando no podía dormir, mi compañía cuando estaba sola, mi consuelo cuando lloraba, estuviste en los momentos buenos y en los malos acurrucándote a mi lado, tomando el sol bajo el flexo en mis largas horas de estudio. Cada vez que volvía a casa después de unos días salías corriendo a recibirme y no te separabas de mí. Eras uno más de la familia. No hacía falta que hablaras porque nosotros te entendíamos perfectamente. Eras precioso como tú solo, un pequeño peluche con ojos celestes. Han sido 17 años y casi 6 meses creciendo contigo y no me imagino mi hogar sin ti, pero estamos felices de haberte disfrutado todo ese tiempo y de que hayas sido un gatito feliz y consentido con nosotros. Desde el día 16 de octubre de 2017 tengo un gatito de la guarda cuidándome desde el cielo. Te queremos mucho Mizzy, nunca te olvidaré.